Essays
Karen Glaser: New Aquascapes
by Roy Flukinger, Senior Curator of
Photography
Harry Ransom Center, The University of Texas at Austin © 2004, Roy Flukinger
On my list of important-things-yet-to-do
is a promise to one day follow Karen Glaser down to the sea.
Not that I can ever hope to do what she does or see all that
she sees, but rather just to experience a fine artist at
work in her element.
Probably because putting a person and a
camera underwater has, since it was first tried in the 1850s,
been a predominantly technological undertaking, we have always
tended to judge the resulting imagery in terms of science,
engineering, or documentation. (Indeed, the first amateur
photographer to try this, William Thompson, was a British
engineer by profession.) However, in the last few decades
credible artists have also donned mask and flippers and sought
out the evanescent yet tangible beauty which can be secured
and brought back for all us landlubbers to look at and experience.
And, of these, perhaps the finest is Karen
Glaser.
In part this stems from her technique, of
course. She knows her cameras, knows her film, knows her
diving equipment, and knows how to handle all of them in
a complementary and – let’s say it – fluid
manner. She also knows light so very, very well – how
it reflects, refracts, bends, shifts, colors, transfixes,
sings, and probably lives and breathes down there. And she
also knows and probably has some strong psychic link with
all the forms of sea life that swim before her lens. (Gotta
check her out for gills one day.)
It is, however, her artistry and her spirit
that enable her to transcend the technique and science that
usually dominate in the work of other underwater photographers.
Karen’s happy talent is the ability to emerge through
these practical concerns and still honor the experience of
looking into a different cosmos. Her Aquascapes may be viewed
through this wet light, but they still affect us in profoundly
human ways – whether with a hint of mystery, a sense
of disorientation, or a flood of excitement. And, likewise,
the denizens of these realms somehow are capable of both
passing through these scenes and becoming an integral part
of them. I knew that fish could swim, but Karen showed me
that they could also soar, dance, and sometimes practice
eternity.
Water was humankind’s first mirror;
our ancestors gazed on its surface to see what they looked
like. Karen goes deeper. She helps us see into, through and
beyond the water’s realm – and with new levels
of reflection that can exhilarate, inspire, or simply make
us smile. She offers us these possibilities once more as
we rise again to the surface of our world – to breathe
the air and feel the sun and see ourselves anew.
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Karen es una viajera
por Juan Alberto Gaviria
Director de la
Galería del Centro
Colombo Americano de Medellín
Entre la docencia,
en el departamento de fotografía
de Columbia College de su ciudad, Chicago, Karen Glaser,
es una viajera, una poeta bióloga, que escogió su
ocupación de artista; para así, encontrar
formas de nutrir su creatividad, sus visiones y otras áreas
del conocimiento. Su pasión por los manatíes,
por el mundo marino, es lo que lo que constituye su discurso
plástico. Las exigencias de una sociedad moderna,
hace que brille la autenticidad del ser artista.
En busca
de sus amigos acuáticos
ha realizado muchos viajes, que comprenden lugares donde
existe legislación
de conservación para los mamíferos en extinción
(como en el estado de la Florida) y lugares remotos como
el Amazonas donde biólogos, conservacionistas, y
artistas, intentan preservar la vida del planeta, de las
costas, de los ríos y las lagunas. El asunto de
la búsqueda
por lo bello es de todo ser humano. “Ética
es lo que hay que hacer” (Aristóteles).
Clasificar
el espíritu del arte,
es intentar detener con nuestra manos el agua. Ser artista
es tener la capacidad de moverse dentro y afuera de su
propio gremio. El arte es comunicación. Establecer
diálogos
de índole
interdisciplinaria, que apoyen la conservación de
un mismo horizonte es un desafío. La obra de arte
contemporánea ayuda a alterar el pensamiento de
lo ilusoriamente cosificado. Su obra, es un dialogo entre
estos mamíferos del agua y otras especies de vida
marina con su agresor, muchos de ellos cargan las huellas
de hélices
o redes de pesca. Imágenes que intentan comunicarnos
vida, gestos fraternales a través de aguas turbulentas.
Que estamos olvidando? El artista también clama
poéticamente
a ello.
Estas fotografías nos hablan de
códigos no
complicados de entender. Ver al otro de una manera digna
y noble. También lo aprendemos al comunicarnos con
otras formas de vida. En esta comunicación los gestos
demandan sentimiento. Ver hacia otras formas de vida con
menos datos y transferir entre humanos lo sensible.
El discurso
de la artista contemporánea
demanda de su sociedad posibilidades de aportar la generación
de un pensamiento interdisciplinario, diálogos entre
biólogos, médicos, conservacionistas. Las
metáforas
fotográficas de Karen Glaser nos indican que es
posible.
“… If
my art can affect people in so positive a manner …” (
Karen Glaser).
Ha sido sobresaliente en su capacidad
pedagógica.
Brillante, entusiasta y recursivo fue el taller sobre fotografía
acuática dictado a estudiantes de la Facultad de
Arte de la Universidad de Antioquia integrados con miembros
conservacionistas de un club de buceo en Medellín,
Colombia en el año
2003.
Para todos los que intentamos comprender
de una manera más profunda nuestro olvido, su
contribución
a esta integración por medio de la fotografía
es un “agente inspirador” (Suzi Gablik).
Desde
su niñez Karen aprendió que el hacer
en la vida, es lo que uno más ama. “New Aquascapes ” es
la vida del artista develada, un momento inspirador para
el otro.
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